BABYLON, carta de amor al cine
Cómo empezar a hablar de la película que más me conmovió en este último tiempo, la película que ni viéndola un millón de veces dejaría de sorprenderme, la película que movió mi pasión por el cine más allá de lo que hubiera imaginado. Babylon, además de ser una obra de arte indiscutible es trascendental y atemporal, es memorable, es profunda en muchísimos niveles, no es solamente hermosa y ya. Tiene años de trabajo (quince para ser exactos), años de vida de quién la creo, años de historia y años de amar y odiar en simultaneo. Hablar de únicamente los aspectos técnicos cómo lo increíblemente ejecutada que estuvo la fotografía o cómo el sonido fue una pieza fundamental o cómo el arte deslumbró desde un inicio, siento que limita lo infinita que es esta película - y no hablo solamente de que dura tres horas- en toda su complejidad. Sí, esta minuciosa e impecablemente desarrollada; sí, es un trabajo arduo y reconocible para todas sus áreas involucradas, pero va más allá de ...